17.1.07

"¿Nadie vio mi caparazón?"

No aparece. No sé dónde está. No me di cuenta hasta ese momento, por supuesto, justo cuando la necesité. Para mí, siempre había estado ahí, no podía recordar cuándo fue la última vez que la vi realmente...
*Miré por encima de los lugares habituales: la mesita de al lado de la puerta, el diccionario, la heladera, el cajón de las bombachas, las pilas de papeles que dan vueltas por ahí, pero no.
*Me resigné a una búsqueda más a fondo: saqué todos los libros de la biblioteca, miré entre los platos, los vasos, las tazas y las cacerolas de la cocina. También en el cajón de los cubiertos. En el placard, entre la ropa de verano y también entre la de invierno. ¿Se habría perdido en la última mudanza? ¿Se la habría comido el gato en un descuido?
*Busqué en los pliegues de los almohadones del sillón, en la cama, adentro del lavarropas, entre las plantas, atrás de los muebles.
*Estaba al borde de la desesperación: desarmé los enchufes, miré adentro de las cañerías, entre las fotos viejas, entre los discos.
*Empecé a desconfiar de las últimas visitas: alguien se la debía haber llevado. Por error, tal vez, pero no la había devuelto. Llamé a algunos amigos, le toqué timbre al vecino, miré con más sospecha al gato.
*Levanté las baldosas del piso, el parket del living, saqué la tierra de las macetas. Ni una sombra de la sombra. Ni una señal, ni una pista confusa. Ni un atisbo.
*Me rendí, me llamé a silencio y me hice la desentendida por unos días. ¿Quién la necesita?, pensaba. Pero al tiempo volví a la carga. La necesitaba, claro.
*Revisé carteras fuera de uso, los bolsillos del tapado, la cajita de los aros, el espejo del baño, los frascos de shampú.
*Apelé a lugares imposibles: la guía telefónica, el frasco de galletitas, el lapicero del escritorio, debajo de la mesa. Pero ya no sé qué más hacer.
*No aparece. Por momentos creo que no existe, que sólo fue mi imaginación. Pero algo me lleva a seguir buscando. Estaba acá, me repito, acá arriba de todo, en la punta de la lengua. Pero ya no está. La palabra justa sigue sin aparecer.